Wednesday, October 26, 2005

Cristo Viene.

Cristo Viene. Lo supe el otro día. Iba bajándome del metro y una señora me lo comentó. Eran varios. Estaban con un micrófono artesanal. Vestían ropas sucias. Tenían una guitarra y cantaban con fuerza.
"Pecadores... pecadores!!" Gritaba eufórica la confidente.
Cristo viene. ¿Qué duda cabe?
Estoy en La Moneda, el palacio de gobierno que le llaman algunos. Cristo Viene. Hoy se subirá a una micro del transantiago y conversará con la prensa en el Patio de los Naranjos
Cristo ya está un poco viejo y cansado. Tiene rabietas. No soporta a los ecologistas. Ahora menos a los valdivianos.
Se ungió, además, como la democracia en sí mismo.
Quedan pocos días de prédica e Cristo en la tierra. En marzo próximo empieza su calvario final. Seguramente será crucificado de nuevo.
Nuestro Cristo fue ovacionado, incluso, por los paganos europeos. Su cuerpo y alma trascenderán más allá de la humanidad.
Mientras tanto, ¿a quién nombramos como Pedro?
Esa roca fuerte y digna sobre la cual edificará su iglesia. No se ven bien los próximos 2 mil años.
Pero... tranquilidad: el Cristo chileno anunció una segunda llegada al poder. Ahí dividirá el país entre justos y pecadores. Los primeros se salvan, los segundos se pudren en el infierno de sus ideas.
En días de canonizaciones el viaje resulta esperanzador.
El profeta de los años 50 murió, tal vez, con el dolor de no ver prosperar su obra. Pero debió estar tranquilo porque sembró la semilla más hermosa de amor que haya brotado en esta comarca.
Medio siglo después, el profeta debe estar escandalizado. El mismo cristo chileno lo convirtió en una figura simbólica, que hizo una bonita obra.
Y el profeta fue tan clarito...
"Los pobres son Cristo!"
Y lo entendimos mal.

Tuesday, October 18, 2005

Mala Suerte

Escritores Nacionales con Diego de Almagro... o Portales. 10 de la noche. Tomé el teléfono, tal como había presupuestado. Es un barrio complicado. Según Jaime está dentro del mapa de las calles más peligrosas en Santiago.
Hey! soy un chico rudo... sigo caminando, celular en mano, marco su teléfono.
Ella contesta. Vive como a 15 minutos. Pensé que podría aprovechar la coyuntura de de haber salido de la casa a un lugar tan extraño como lejano y que, curiosamente, estaba cerca de su nido.
La princesa sabía de mis intenciones.
- Hola pichoncita, dónde estás?
- En el supermercado.

Maldita y sucia palabra. Entendí, en una frase, por qué odio tanto el sistema neoliberal. Todas las ideas caen con efecto dominó y me voy quedando extrañamente en silencio. Pero ella parece querer hablar.
- Pensé que ya no venías.
Tuve que hablar. Así, medio descolocado, un poco triste, desilusionado.
Bien, no es culpa de ella, el tema acá es otro: la mala suerte que llega junta toda.

hile algunas frases para ella -en un gesto digno- y recordé que el que llama paga. Y ya estaba pagando como cinco minutos de llamada. No están las cosas para tanto derroche -no entiendo por qué esa manía de querer guardar para más adelante-. Tenía que hacer otra llamada. La batería avisa que se agota... se agotó. Perdí dos llamadas en menos de un segundo.
El Jaime me habpia dejado en la puerta de su casa y se le había olvidado cobrarme las diez lucas que le prometí. Me di vuelta y ahí estaba él... con la mano estirada. Mierda! 10 lucas menos.
Tuve que caminar para el otro lado. Tenía que irme para la casa ahora. Solo, con frío, sin conocer nada. Caminé porque no pasaba la micro nunca. Hasta que pasó una. Saqué mi radio portátil... a ver si con música pasaba el malestar. La encendí y... "sinceridad, es el nombre que encontré para ti..." Y la canción me recordó su aroma. Y me dio pena.
La canción termina... al igual que las pilas. Increíble. No tengo ni música para viajar.
Tuve que tomar otra micro. El chofer no estaba apurado. Los obreros sí. Hubo pifias de un lado para otro. El ambiente no era agradable.
Al llegar a casa -con hambre- la buena madre que tengo me tenía una sorpresa: un mueble. Claro, nada es gratis en la vida. La idea era armarlo. 3 horas luchando con un manual inservible. A pata pelada.
Por fin me acosté. Hoy desperté resfriado. Y tengo que ir a entrevistar a Bonvallet.
A pesar de todo, estoy contento. Es entretenida mi vida.

Sunday, October 16, 2005

Dale Bonvallet!

Mis editores me encomendaron la fastidiosa misión de entrevistar a Bonvallet.
Aquel tipo que alguna vez pensé que se transformaría en una especie de mesías de identidad. Nada de eso ocurrió. Mis editores creen que aún es voz autorizada para hablar de pasión.
Editores...
El pasado miércoles me echaron de Radio Chilena. Bueno echaron a todo el dapartamento de prensa. Sin asco, Canal 13 -los nuevos administradores de la radio- se pasaron por la raja 83 años de historia de la radio en español más antigua del mundo... quizás el departamento de prensa con más historias para contar.
Es cierto, el último tiempo las cosas no andaban bien... en realidad andaban mal. Los editores nuevamente... nunca presionaron.
Somos testigos silentes de cómo una vez más el mercado fagocita una empresa linda para transformarla en un mosntruo de las comunicaciones. Supongo que será para mejor... eso dijeron los del directorio. Yo no les creo. Cómo va a ser mejor vivir estresado por noticias absurdas, por ir detrás de una miserable cuña de un pobre familiar de una víctima de la delincuencia... o matar a otros colegas por obtener una exclusiva del ministro no sé cuantito por el importante tema no sè cuantito.
Tengo la sensación de que el mundo ya no tiene muchas más historias por contar... el cine se las ganó todas. Las noticias no son noticias en realidad. El mundo no cambia porque Lagos firma una nueva constitución, da lo mismo la muerte de un papa, viene otro. Un terremoto? en dos días se para el país nuevamente. Tsunamis y tornados sólo importan si es que hay chilenos metidos. En realidad la gente no está ni ahí con esas cosas. Es que dan lo mismo.
Ya no es como antes.
Ya no hay pasión por la misma mierda.
Mis nuevos editores son porfiados.
Traté de hacerles entender de que no servía de nada hacer esta entrevista, pero nada, ellos son tozudos.
Juro que mañana lo llamo. Tal vez me diga algo interensante y podré titular con una frase conmovedora.
Si me dice que no lo mando a la mierda.
Mentira.
Sòlo le diré "disculpe, gracias"
Cobarde. Espero que me diga que sí.