Saturday, November 18, 2006

UN AÑO

Es un desafío:
Escribir desde la alegría, la tranquilidad y el amor.
Nada más difícil, nada más eterno. Páginas blancas. Lápices vírgenes. Dedos impolutos.
Sucede que estoy bien.
Dos post atrás, los lectores podrán apreciar que me fui de viaje. Resultó desesperanzador ese verano.
Hace un año casi, la vida daba vueltas y todo era incierto. Hoy sigue siendo todo incierto, pero veo el partido desde dentro de la cancha. Ya no soy más espectador.
Dos post atrás, los lectores podrán establecer la diferencia de ese ser deleznable, romanticón y bobo, con la de este humano poderoso, hábil -gordo- y feliz.
Esta claro y ustedes lo intuyen: Es así la mano de la doncella.
Le contaré al interesado, que todo en mí era desesperado. Febrero y me voy de viaje. Y todo es negro. Pero como las vueltas son las que dejan, el recorrido de 2 mil kilómetros en 2 semanas, cerró un viejo capítulo no resuelto.
Sin saberlo, desde la capital, otra persona comenzaba a vivir la última etapa de una hermosa vida.
Cerramos esos libros, los devolvimos a la biblioteca. Justo ese mismo día de la devolución, nos topamos en uno de los pasillos y surgió el interés lector. Queridos: comenzamos a buscar un libro para los dos. Fue en el pasillo de una playa donde comenzamos a leerlo. Oh sorpresa! Las páginas estaban en blanco.
Lápiz en mano escribimos el primer capítulo de nuestro historia.
Será el libro que no termina jamás. Un libro sin final.
Es difícil escribir desde el amor.
Hay tanto que decir y tan pocas formas de poder expresarlo. No existen palabras para describirlo todo. Es hablar de lo divino.
Lo mejor es descansar en sus besos, sus manos.

A ver cómo estamos para el otro año.